domingo, 25 de marzo de 2012

POR UNA SEMANA SANTA MÁS CRISTIANA. José Montero Vives


Los cristianos celebraremos dentro de dos semanas  la SEMANA SANTA. Desde que se inició la cuaresma hemos encontrado, a diario, abundante  información en todos los periódicos, en la prensa nacional y local, sobre el acontecimiento que cada año  marca un hito en el quehacer de nuestra sociedad, que se dice cristiana a su estilo y que se  sentiría herida si dijéramos lo contrario. Si repasáramos nuestras hemerotecas, encontraríamos las mismas noticias. Se nos informa sobre las variadas actividades: se nos informa sobre varios actos de culto celebrados por las diferentes cofradías, sobre los pregones pronunciados  por ilustres personajes, sobre las actividades de los costaleros (continuos y duros ensayos callejeros y de los ensayos de la banda de música para que todo salga  a la perfección el día del desfile procesional). ¡Cuánto esfuerzo gratuito se derrocha durante  los cuarenta días de la cuaresma! ¡Cuántas lagrimas se derraman,  si llueve el día que estaba prevista  la salida  del paso!

¿Qué debe pensar un cristiano del siglo XXI sobre la manera  de celebrar nuestro clásico modo de realizar la Semana Santa? No podemos  contentarnos con celebrar una Semana Santa más, repitiendo  lo que hemos realizado lo  que siempre se ha hecho desde tiempo inmemorial. El papa Benedicto XVI nos ha convocado, con fecha 11-11, 2011,  en una Carta apostólica  en forma de Motu proprio, Porta fidei (Puerta de la fe), en la que se convoca el Año de la fe, en la que se nos aconseja: “No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta. Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente.  Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos.

En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna». Lo pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?». Sabemos la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado». Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación. (nº 3). 

Es decir, se nos invita a todos a dar un sentido nuevo a la vivencia de la fe cristiana en el momento histórico en el que se está insistiendo  con todo interés, a participar en la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana.



Los que queremos vivir y celebrar la fe cristiana es nuestros días, en el siglo  XXI, no podemos seguir reproduciendo cansinamente los mismos ritos, como si nada hubiera ocurrido en la Iglesia en el último medio siglo. No podemos seguir repitiendo rutinariamente, año tras año, después de la celebración del Concilio Vaticano II, lo que se venía haciendo desde siglos atrás.  En la procesión del día de la festividad de Corpus Christi del año pasado, un grupo de sacerdotes quisimos introducir algunas pequeñas novedades  para rejuvenecer la procesión en la procesión Cuerpo de Cristo, por la calles de nuestra ciudad y para ello confeccionamos unos carteles, transcribiendo unas frases que forman parte de la oración eucarística V  b, que hacemos a Jesús sacramentado:


  • Danos entrañas de misericordia ante toda  miseria humana;
  • Inspíranos el gesto y la palabra oportuna ante el hermano solo y desamparado; 
  • Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido;                                     
  • Que tu Iglesia sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz;                              
  • Que todos encuentren en tu Iglesia un motivo para seguir esperando.                                                
  • Que todos los miembros de la Iglesia crezcamos en la fidelidad al evangelio. para que nos preocupemos de  compartir en la caridad, las angustias y las tristezas, las alegrías, y las esperanzas de los hombres y así les mostremos el camino de la Iglesia


¿Cómo reaccionaron los participantes  ante esta “novedad”? 
Algunos, los que asistían por tradición, pero sin una fe viva, permanecieron indiferentes; otros pensaron que aquello “no venía a cuento”; otros, al leer los carteles, aplaudieron entusiasmados. Esto sucedió en dos ocasiones: junto al monumento de Isabel la Católica y, otra vez,  al principio de la calle de la Cárcel (en su intersección con la Gran Vía). Yo, que era uno de los portadores de un cartel, pensé: “¡Estos sí que han entendido el sentido de estas oraciones en el contexto de la procesión”! Y me emocioné al oír aquello sonoros y espontáneos aplausos. 


Y yo me pregunto ahora: ¿No podíamos introducir esta sencilla novedad en nuestras procesiones de la Semana Santa 2012? ¿No podíamos sustituir los cirios que llevan los miembros de las cofradías por unos sencillos carteles que contengan frases que expresen muestras oraciones ante las imágenes que portan los costaleros, o las oraciones que dirigimos a  las imágenes de Jesús o de la Dolorosa que nos acompañan  en el desfile procesional?


Una sugerencia final: ¿No podrían las cofradías reunir a sus miembros y a sus esforzados costaleros y buscar, entre todos, frases bíblicas que expresen los sentimientos, u oraciones  y peticiones que dirigimos a las imágenes de Jesús o a María, a los que acompañan en el desfile procesional? Así podríamos descubrir y dar un sentido nuevo a los tradicionales desfiles procesionales, a los que asistimos, con harta frecuencia, como meros espectadores, curiosos pero descomprometidos. 
                           
 Creo que podría ser interesante y útil que otras personas expusieron sus opiniones sobre este nuevo enfoque que podemos dar a nuestros tradicionales desfiles procesionales. Por supuesto, no se trata de polemizar, sino de abrir nuevos caminos, si se ve que es provechoso.

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