jueves, 2 de junio de 2011

PREPARANDO EL NOTICIAS NÚMERO TRES: SOBRE LO QUE ES LA EDUCACIÓN:

AQUÍ OS PROPONEMOS EL TEXTO SOBRE EL QUE REFLEXIONAR Y HACER APORTES PARA LAS NOTICIAS CEPPAM NÚMERO 3.

¿QUÉ PUEDES MANDAR? LO QUE SE TE OCURRA... FRASES, TEXTOS, REFRANES, IMÁGENES, POWERPOINTS,

EL TEXTO ES SOBRE EL DISCURSO DE INAUGURACIÓN:

I. Lo que es la Pedagogía.


A la ciencia y arte de educar al hombre llamamos hoy Pedagogía; mañana se llamará quizá Antropogogía. Mucho ha ganado esta palabra en el transcurso del tiempo. Pedagogos (paidagôgos) llamaban los griegos á los esclavos que conducían los niños del amo á la escuela ó gimnasio; pedagogos dijeron los romanos á los que instruían á sus niños; pedagogos apellidaron nuestros padres á los preceptores y maestros de primeras letras; mientras hoy se llama pedagogo, no sólo al que forma la juventud, educándola física, intelectual y moralmente, sino al que estudia y trata de las materias referentes á la educación, y, como parte de ella, a la enseñanza.
Así la Pedagogía, que era simplemente el oficio de acompañar niños al gimnasio, es hoy la ciencia y arte de educar é instruir al hombre, esto es, un conjunto de principios científicos y reglas prácticas cuyo objeto final es hacer hombres cabales y completos, tal cual Dios los quiere y la sociedad los necesita.
Dificil será hallar cosa de mayor importancia que la obra magna de la educación de un hombre; ¿qué será la de todo un pueblo?


II. Lo que es la Educación.


¿Y qué es educar, ya que Pedagogía es el arte de la educación? Educar (de educere) es cultivar y desarrollar cuantos gérmenes de perfección física y espiritual ha puesto Dios en el hombre; es intentar hacer hombres perfectos con la perfección que cuadra á su doble naturaleza, espiritual y corporal, en relación con su doble destino, temporal y eterno, y en este sentido, es prestar en uno los dos más grandes servicios que pueden hacerse en la vida: el uno es á Dios, á quien servimos perfeccionando su obra predilecta, y el otro es al hombre, á quien servimos acercándole á Dios, su ideal, por medio de la perfección. Porque Dios es el Sér de las perfecciones y es ley de hijos el parecerse á sus padres, ley de raza que está aplicada al hombre en aquellas palabras de Jesucristo, Maestro de los siglos: “Sed perfectos como lo es vuestro Padre celestial”.
Siendo educar perfeccionar, menester será que la educación saque de los dones naturales el mayor partido posible, desenvolviéndolos, adornándolos, ennobleciéndolos y dirigiéndolos á los altos fines para que están ordenados, á fin de que en el hombre venzan el saber á la ignorancia, la razón á la pasión, el deber al placer, y siempre que haya conflicto entre el bien y el mal, el hombre sea hombre y no bestia.
Mirada así la educación, es un poderoso medio de redención individual y social: sana al hombre, le libra del atraso y envilecimiento, contribuye á su dicha temporal y eterna, y mediante el hombre, salva y levanta á familias y pueblos.
La educación de un pueblo da la medida de su progreso, y si queréis investigar las causas que motivan las diferencias entre pueblos bárbaros y cultos, buenos y malos, nobles y degradados, hallaréis como principal, sino única, la buena ó mala educación que han recibido.
Es, pues, la buena educación aquella margarita preciosa del Evangelio en comparación de la cual todo otro tesoro no tiene precio, es el negocio de los negocios, la mas grande obra de caridad que cabe en un corazón, el pensamiento mas hondo de política y religión que puede concebir un cerebro.
Ahora bien, si pedagogía es la ciencia de educar, y la educación vale tanto, ¿será lícito á ningún hombre culto, sacerdote ó maestro, padre de familia ó jefe de un pueblo, mirarla con indiferencia?
Visto lo que una buena educación puede hacer, veamos lo que no esta en su mano conseguir.
Puede una acertada educación pedagógica evitar el atraso, la degradación y el embrutecimiento; puede disminuir la enfermedad, la ignorancia, la inmoralidad, la pobreza y el crimen; puede perfeccionar hombres y pueblos, elevándolos paso á paso, de perfección en perfección y de progreso en progreso, hasta hacerlos dignos de sí y de sus altos destinos; lo que no puede conseguir es hacer milagros ni contradecir las leyes impuestas por Dios á la Naturaleza.
Así como no puede la educación hacer de animales hombres, tampoco le es dado hacer de mujeres varones; no puede á los ineptos darles aptitud, ni á los ignorantes repentina ciencia, ni á los incultos subitánea cultura y adelanto, ni á los enfermos degenerados cabal salud, ni á los muy envilecidos delicados y exquisitos sentimientos, ni á los seres libres absoluta bondad, no puede ni debe á seres sensibles educarlos con solas ideas, ni á seres de razón con solas artes, ni á seres de moralidad y destinos eternos como meros animales industriosos. Lo cual quiere decir que la educación, para ser tal, necesita condiciones, y si estas faltan, el hombre queda sin educar ó educado al revés, que será la mayor de sus desgracias.
Las leyes de la educación tienen por fundamento la naturaleza del educando, porque á la naturaleza no se la manda sino obedeciéndola, y así el que trata de dirigir y desenvolver al hombre, necesita estudiarle, el pedagogo debe ser antropólogo; pero como la pedagogía es ciencia y arte, el educador ha de conocer, no sólo los principios generales, sino las aplicaciones y reglas prácticas, ha de ser hombre de ideas y acción, teórico y práctico, ni ideólogo ni rutinario, sino conocedor de los métodos y muy experimentados en los procedimientos de la enseñanza. Esta experiencia no la dan los libros, sino los maestros y la práctica.
¿Ciencia y arte tan importante como la Pedagogía figurará en los planes de enseñanza? Sí, se estudia en dosis homeopáticas en las Escuelas Normales, sólo allí y por los alumnos menos aptos para entenderla, pues, por regla general, son humildes campesinos que en dos años cursan diez y seis asignaturas y, mediante diez y seis exámenes y una reválida, salen á pedagogos. Cuentan que en Alemania y otros puntos la Pedagogía se estudia en las Universidades; aquí no hemos llegado á tanto.


BUENO ESPERAMOS TUS APORTES, SI NO PUDIÉRAMOS PONERLOS EN EL NOTICIERO DEL CEPPAM LO PONDRÍAMOS EN EL BLOG. PARA PARTICIPAR EN EL BLOG COMO SEGUIDOR LO PUEDES HACER A TRAVÉS DE LOS COMENTARIOS.

2 comentarios:

  1. Sólo como comentario...
    Sin menos preciar por supuesto, y valorando fuertemente las conclusiones del texto pedagógico, estamos hablando de un texto de 1890... Considero que otra de las líneas de actuación o miradas deberían de estar dirigidas a aspectos de reciente actualidad. ¿Qué pasa con la pedagogía que se está desarrollando hoy en día... ? ahora?, cuáles son las teorías educativas punteras??? por qué funcionan??? nó todo se ha dicho antes... aún quedan cosas por decir y la sociedad de ahora no era la de antes... Por qué el sistema Noruego y Finlandés son tan efectivos??? Qué hacen para ser modelos educativos???


    en fin que creo que habría que hacer algo de este tipo también. Es una propuesta simplemente :D

    Emilio Sada Lázaro

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  2. Para caminar debemos de saber hacia donde nos dirigimos. Hemos de hacernos esta pregunta irremediablemente ¿qué tipo de sociedad queremos crear? Esta cuestión podemos responderla con el título del texto "Condiciones de una buena educación y cuáles nos faltan".No podemos partir con ideales vacíos, es importante tener una sólida base,un proyecto de persona, una educación en valores para poder cambiar. ¡Los tenemos! Somos poseedores de principios pedagógicos reconocidos y actuales (basta con consultar la diversidad de trabajos de catedráticos y profesores de la Facultad de Ciencias de la Educación granadina).Nos movemos por inercia ¿hacia dónde?
    D. Andrés, formador del hombre integral y sus escritos nos impulsa a reflexionar, a cambiar, a educar a hombres y mujeres útiles a la sociedad en la que viven. Esto es lo que deberíamos recoger: seamos renovadores sin desechar lo bueno y experimentado, recogiendo lo válido del pasado para afrontar el futuro.
    No queramos buscar fuera lo que quizá tengamos dentro. No utilicemos vestidos prestados teniendo los nuestros ocultos y guardados.

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